Prueba de fuego
Prueba de fuego
Leyendo el titular del artículo denominado Prueba de fuego, antes de iniciar mi lectura del mismo. Reflexiono, ¿será que en cada entrevista el periodista con el entrevistado se juega su reputación?, debido a que, es la prueba, es el examen, para verificar si la información que le suministro una fuente es verídica, denotando su profesionalismo.
¿Y por qué está en juego su pellejo?, simple, la información que entrega una fuente implicada en un hecho, debe ser sometida a un proceso de verificación, no uno, ni dos, sino hasta cinco veces si es necesario y el caso lo amerita, para que no sigan publicando notas erradas de un suceso y a usted no lo echen por incompetente, por no seguir el principio básico de una información otorgada.
Ahora, centrándome en la entrevista como fuego, como una lumbre que enciende otra cosa, el reportero, debe entender que una entrevista por mala que sea, revela datos importantes de investigación que no tenías idea que existían y que le agregarían un valor enorme al estudio que adelanta.
Eso sí, sea quien sea, el personaje al cual se va entrevistar, siempre debe haber una preparación previa por parte del periodista, porque si no lo hace, formularía preguntas inadecuadas, evidenciando falta de profesionalismo del reportero, otorgándole por parte del entrevistado, la expulsión del dialogo, sin motivo a quejarse.
Pocas veces, usted podrá contarle a sus compañeros que consiguió una entrevista con un personaje público o alguien influyente en la sociedad, sin esfuerzo. Por lo general, sino es que siempre, obtener una entrevista con este tipo de personas no es fácil, debido a que son seres muy ocupados o simplemente no les gusta comparecer ante un periodista.
¿Qué debe hacer ante eso?, dotarse de todos los recursos posibles o utilizar la mal llamada malicia indígena, para hacerle entender a él, que su opinión es valiosa para la información que va entregar y eso sí, evitar las entrevistas forzadas.
Para el escenario que va hacer juez del encuentro, es aconsejable que la entrevista se desarrolle en el contexto del periodista, en su espacio. Con el fin, del que el entrevistado, se sienta un poco desprotegido del poder que tiene en su oficina, que algunas la vuelven invulnerables, otorgándole al reportero sacar un mayor provecho del diálogo y evitar que ante una frese irrespetuosa o que no va con él, y así lo considere el entrevistado, tratar de evadirlo con un súbdito.
Igualmente, se recomienda al periodista que vaya acompañado, para indagar temas que requieran un mayor grado de importancia, ya que, como es un tema delicado, el reportero utiliza un tono de voz no amigable para el entrevistado y él toma represarías frente a ese periodista, , terminando el cuestionamiento porque a él le pareció que el reportero fue muy grotesco, en cambio si él va en pareja tiene la ventaja de que a su amigo, si le pueda suministra la información, porque aparentemente es más amistoso con él.
Para el uso o no de la grabadora, me limito a citar una parte del documento, “depende de cada circunstancia, pero lo ideal es grabar y tomar notas al mismo tiempo, No sólo de las declaraciones importantes, sino de las actitudes del entrevistado”.
Igualmente, ubicarse en un lugar estratégico el día de la cita, es vital. ¿Y por qué?, para que el entrevistado se sienta a gusto y primordialmente que no vea sus apuntes., porque genere de parte de él, desconfianza ante usted.
Ahora, para lo que resta en el tema de la simulación, obtener información simulando otra identidad, es válido en algunos casos, pero no aconsejable. Ejemplo: cuando un periodista se infiltra en un hecho, debe demostrar ante su jefe, que no hay otro camino para continuar la investigación que de esa forma.
Finalmente, cuando el entrevistado se pone agresivo, no se iguale con él, dígale cortésmente que está dispuesto a regresar cuando este más calmado.
Está es una de las pruebas que deben afrontar los periodistas para publicar. Foto, Gloria Echavarría.